lunes, 15 de julio de 2013

Sigamos el modelo de Finlandia: no a la temprana separación de los alumnos, sino recién después de la adolescencia


El viernes compré este librito -por casualidad, ya que entré a la librería buscando un texto legal y no un libro de Sinn-.

El economista más influyente de Alemania -según Bloomberg- dedica un capítulo a la educación. Me gustaría referirme a lo que escribe sobre los colegios. 

Empieza constatando que, después del llamado schock de Pisa, el an 2000, los colegios en Alemania han mejorado. Pienso que tal vez no fueron (sólo) los colegios los que han cambiado, sino sobre todo, los padres que recurren hoy más que nunca a las clases particulares y a institutos privados de clases particulares, un rubro económico que crece, pese a haber, cada vez, menos ninos.

Sinn nos invita a mirar a Finlandia. Dice que el país nórdico reformó su sistema escolar ya en la década de 1970. En efecto, hasta entonces, Finlandia tenía un sistema de tres tipos de colegio, como el alemán actual. Este sistema fue cambiado a partir de los 70. ¿En qué sentido?

Finlandia suprimió los tres tipos de colegio y reformó, en el sentido que los alumnos estudian hoy más tiempo juntos en clases o cursos organizados como un conjunto (y no con sus sistema como el actual en que no hay clases, ni profesor jefe en los cursos más altos, entre paréntesis es explicación del blog, para los lectores).

Al mismo tiempo, subió el nivel de las clases y disminuyó el número de los alumnos por curso.

Este cambio, nos explica Sinn, elevó en Finlandia, el nivel de las reservas educacionales, tanto en lo económico, social y humanamente. El abandono del sistema escolar similar al alemán actual fue, en Finlandia, todo un éxito. Hay que considerar, eso sí, que el éxito se hizo notar recién 15 anos después de la reforma.

Sinn propone dividir a los ninos recién después de la adolescencia (no a los 9 ó 10 anos como ahora, nota del blog). (Sinn usa la palabra Pubertät, tan común en alemán).

Más adelante, nos referiremos a más proposiciones del profesor Sinn en materia educacional.


martes, 2 de julio de 2013

El narcisismo y la empatía


Gracias a Wikimedia por la foto de la película húngara Narziss und Psyche, en que aparece Gábor Bódy como Narciso.

Uno de los temas del último tiempo en Alemania es el narcisismo. Mucho se habla de la "sociedad narcisista" y algunos expertos piensan que el nercisismo es tan común en nuestra sociedad que ha pasado a ser la norma, esto es, lo normal.

Yo pienso que no es normal: el narcisismo es algo malo y una persona narcisista es alguien que sufre y hace sufrir a los demás. Alguien que sufre de lo que los norteamericanos llaman narcissistic personality disorder.

En los libros especializados que han aparecido el último tiempo y en estudios realizados, se hace ver que los narcisistas -generalmente, varones- presentan una alta cuota de fracaso matrimonial y laboral. Muchas veces "enceguecen" (blenden), ya que se auto-presentan a sí mismo como personas fantásticas; pero después de poco tiempo, se conoce la verdad sobre su personalidad.

En la teoría tradicional (Freud), se trata de una persona insegura de sí misma y que trata de compensarlo buscando la alabanza de los demás. Es lo que tanto se dice: el complejo de inferioridad es tapado con un complejo de superioridad. Hoy sabemos que la realidad no es tan sencilla.

Pero veamos antes qué se entiende por una personalidad narcisista: un trastorno psíquico, caracterizado especialmente por un exagerado amor propio, por la constante necesidad de admiración y una pronunciada falta de empatía.

Lo que está claro es que el narcisismo va junto con la falta de empatía, esa carencia del necesario de ese sentir con el otro que lamentablemente apreciamos en gran parte de la sociedad. Es más, yo planteo aquí la teoría según la cual, es la falta de empatía la que lleva -en el transcurso de la educación- al narcisismo.

Veo al narcisista como a una persona centrada en sí misma e incapaz de sentir con el otro...

Estudios neurológicos (resonancia magnética) hacen ver que la corteza cerebral es más reducida en los casos de personas no empáticas. La empatía se hallaría en un sector frontal de la corteza. Lo que no se sabe es si las personas "nacen" así o se han desarrollado de esta forma, esto es, si su corteza cerebral, es delgada porque no han sido educados en la empatía. La resonancia magnética es una foto y no una película que nos muestre el desarrollo de los sectores de la corteza cerebral a medida que el nino crece. Hace falta muchos estudios aún.

Pienso que la empatía se desarrolla con la educación. Por supuesto que puede haber algo genético, que venga dado con la anatomía cerebral; pero esto no es lo más importante. He visto a personas de la misma familia o del mismos grupo étnico que se han desarrollado en forma completamente distinta en otro entorno o en otro país. También he visto que, muchas veces, hijos (especialmente varones) de madres o padres (generalmente, padres) narcisistas son igualmente narcisistas.

El narcisista está condenado al fracaso y no le hacemos ningún favor a los ninos educándolos así... Tal vez pueda brillar temporalmente; pero es un éxito no duradero. Un narcisista es una persona que sufre mucho y hace sufrir a los demás. A generalmente, no sabe por qué, no entiende qué puede haber hecho él mal. Busca permanentemente el reconocimiento, pero crea generalmente "anticuerpos" en las demás personas... salvo que sean demasiado obsecuentes y zalameros... (el típico chupamedias) lo que también existe mucho en Alemania. Y cuando no lo recibe, sufre mucho y castiga y quien no lo lisonjea.

La psiquatría, la psicoterapia, la neurología no ha encontrado un tratamiento frente al narcisismo. Asimimo, a la persona narcisista no se le pasa por la mente que tenga que pedir ayuda, si él es perfecto... y digno de la mayor de las admiraciones y adulaciones.

Mi recomendación a los educadores: ensenen a sus hijos la empatía, a sentir con los demás, a ver en ellos (en todos!) hermanos y hermanas, hijos de Dios (si son creyentes) y no a seres que les son indiferentes y a lo más, un estorbo. La ensenanza de la empatía, la educación en la empatía, en el amor al prójimo, es la mejor vacuna contra el narcisismo.