Sara Landolt trabaja en geografía humana, en la Universidad de Zürich. A comienzos de diciembre presentó el resultado de una investigación en que estudió las razones de por qué los adolescentes y las adolescentes (suizos, 15 a 18 años) se emborrachan (ella trabaja en el tema gender, que no es algo en sí malo, como algunos pretenden presentar).
Pienso que algunos de sus resultados pueden ser interesantes para los/las lectores/as de este blog.
En primer término, se pregunta ¿por qué se emborrachan las chicas? Lo hacen, concluye, "porque así tienen una excusa para su comportamiento, sobre todo cuando se refiere a un flirt". En otras palabras, para atreverse a ser lo que, estando sobrias, no harían. Es lo que los abogados llamamos actio libera in causa
Beber es complicado para las chicas, explica, ya que si se emborrachan, serán catalogadas de Schlampe y de Nutte. Pero, si no toman, serán excluídas del grupo. Y el acercamiento al otro sexo (a los chicos) puede ser más difícil.
Incluso, algunas de las entrevistadas, señaló que "ellas hacen como si estuvieran borrachas, sin estarlo, así no son excluídas del grupo, pero tampoco pierden el control sobre su cuerpo. Muchas de ellas, tienen durante un largo tiempo la botella de cerveza en la mano, para que los demás piensen que han tomado mucho".
Por su parte, los chicos, hablan de sus borracheras como si fueran acciones heroicas, las chicas pierden -ante sus ojos- su femenidad y son vistas, por ellos, como 'compañeros de borrachera'. Para las niñas, es generalmente más bien causa de vergüenza haberse emborrachado; a diferencia de los chicos, que hablan abiertamente de ello".
Por último, la geógrafa suiza concluye que las chicas, cuando están entre ellas, apenas consumen alcohol... Como para pensar... Y hablar abiertamente con los hijos.
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