Problemas de Natalidad: la difícil relación de Alemania con los niños, es un artículo que me atrevería a catalogar como un clásico dentro de la blogósfera sobre Alemania.
Del excelente blog de René Cofré, desde Frankfurt. De marzo del 2006. Me parece que las cosas han cambiado un poco en los últimos... meses.
Cito algunos párrafos, pero les recomiendo que lo lean entero:
La mentalidad: Muchos alemanes se han acostumbrado a vivir sin niños y a tener todo organizado y asegurado hasta el más mínimo detalle. Las risas, los llantos y los gritos de los infantes considerados normales en muchas partes, acá son catalogados casi a nivel de tortura. Basta con ver la reacción de la gente cuando se entra a un restaurante con un niño para saber que los niños no pertenecen a ese lugar (En algunos locales derechamente te cuentan cualquier historia y no te dejan entrar. No obstante, admiten perros, que si pueden resultar anti-higiénicos. Pero allí se ven las prioridades del país). Y si tu hijo se pone a gritar en el bus en lugar de ayudar a distraerlo para calmarlo, lo único que hacen es mirar con cara de "saque este monstruo de aquí" o simplemente se cambian de asiento. Es más, anoche me enteré que se puede solicitar una rebaja del arriendo si en tu piso o edificio vive gente con niños (se entiende que por las molestias). Insólito!
Acostumbrados al bienestar los alemanes ven además en los niños sólo una fuente de gastos y de inseguridad. El sociólogo de la Universidad de Bielefeld, Franz-Xaver Kaufmann –mi Alma Mater cuenta con la mejor facultad de sociología de Alemania de acuerdo al ranking del 2005- comenta que en un ambiente donde el bienestar material tiene un elevado significado resulta aterrador la carga económica que suponen los niños y las restricciones laborales que hay que asumir. O sea los niños son sinónimo de problemas. Por ejemplo, en algunas ciudades, como Colonia, una de las ciudades para solteros por excelencia junto a Munich, tener un hijo te descalifica al momento de querer arrendar un apartamento y ni hablar de los problemas que acarrea en el trabajo, donde piensan que por tener un hijo uno ya no puede comprometerse con los proyectos corporativos y lentamente pueden comenzar a excluirte, sobre todo en el caso de las mujeres.
(...) A los problemas de mentalidad y de considerar a los bebes como un problema o una dificultad, se suma la perversión generada por el sistema universitario germano. Los alemanes terminan sus carreras en promedio a los 28 años. Tras la graduación toma obviamente un tiempo encontrar trabajo y estabilizarse. Además, es normal que la gente quiera concentrarse en la carrera por un tiempo y de ahí tomar decisiones. Sin embargo, así pasa el tiempo y de ahí a casarse o tener hijos puede pasar largo tiempo, por lo que los deseos de tener hijos van disminuyendo paulatinamente hasta terminar para muchos en un rotundo no.
Evidentemente, en los estratos de profesionales universitarios es donde más se adoptan decisiones en contra de la natalidad. Muchas veces, por falta de alternativas.
Este fenómeno de postergación de los planes de vida se acentúa en los miembros de la llamada “generación práctica”, que van de una práctica a otra sin obtener un trabajo fijo y ven el futuro carente de perspectivas. O sea imposible tener hijos en esas condiciones. Los alemanes acostumbrados a vivir en un país completamente organizado, donde todo estaba asegurado, se sienten incapaces de tomar una decisión, como tener un hijo, en una situación de incertidumbre. Incluso llegan a calificar de irresponsables a quienes toman el tema con algo de liviandad y dejan que el azar decida.
Así es René, gracias por expresarlo tan acertadamente.
También se refiere el autor al tema Mujeres y machismo en la sociedad y explica:
En el caso de las mujeres universitarias o con estudios superiores, ellas se concentran en sus carreras y por eso sólo poco más de la mitad de las académicas tiene hijos. Unos meses de pausa para tener un hijo son casi impensables en sus trabajos. Con seguridad muchas de ellas, además tiene problemas para encontrar parejas. Muchos hombres no querrán juntarse con mujeres exitosas o también están embelesados por el espiral materialista donde no hay espacio para hijos.
A esto se suma que cierto porcentaje de hombres ve casi con terror la responsabilidad que involucra la fundación de una familia o no encuentra una mujer que desee tener hijos. Antes todos estos desencuentros, lo que antes era lo más natural del mundo, ahora se ha transformado casi en una ciencia. Primero todos los esfuerzos se centran en encontrar la pareja adecuada y luego si se tiene un hijo, después ya no hay tiempo para un segundo. El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos ...
La disgregación social también tiene sus efectos. Si en otros países uno puede acudir a su familia (padres o hermanos) para que lo ayude con el cuidado de los niños, acá eso resulta casi imposible. Primero, en muchos casos las familias están disgregadas. Ellas no viven en la misma ciudad o están dispersas por todo el país. Muchos abuelos se sienten además incapaces de cuidar a sus nietos o piensan que es mejor tomar sol en el mediterráneo y se mudan allá una vez que se pensionan. Esto implica que muchas veces los padres están sólos al momento de criar los hijos. Una situación que puede asustar a cualquiera.
En los medios: Es raro que en las series de TV haya niños, aunque si muchos adolescentes, -un reflejo de la sociedad en cierto sentido-. Y donde se ven los niños como en la "Super Nanny", ellos son siempre un problema.
A esto se suma que la cobertura de salas cunas en los Estados del Oeste apenas llega al 2,7% (al menos nosotros tenemos cupo) y una niñera también tiene su precio y vaya cual en Francfort. Pero después de los 3 años cuando se supone que los niños tienen por ley derecho a una plaza en un jardín infantil la situación sólo mejora relativamente y no se alcanza el 100%. En Francfort este porcentaje sólo alcanza al 70%. O sea más factores que contribuyen a que la gente considere problemática la paternidad. Por lo tanto, esto implica que alguien se debe quedar en la casa con los niños y ese alguien es obviamente la madre. Como ya dijimos las mujeres alemanas ya no quieren llevarse todo el trabajo, pero ellas en el mercado laboral ganan menos que los hombres -y de acuerdo al sistema impositivo germano la mayor de las veces ellas también tienen la mayor carga impositiva por su menor sueldo-, por lo que no les queda otra solución que quedarse a cargo de los bebes. Aunque en todo caso, en la mentalidad alemana las mujeres deben estar en la casa y dedicarse a los hijos. Algunos agregan que después de todo ya no hay suficiente trabajo, así es que no está mal que cumplan su rol de madre.
El sociólogo Kaufmann agrega que existe cierta relación entre la tasa de fertilidad de los países y el grado de igualdad de género que existe en la sociedad. Eso explica entonces porque sociedades como la alemana, japonesa española, griega o italiana gozan de niveles de fertilidad muy reducidos. O sea machismo = menos niños. Aunque yo acotaría que eso sólo referido a los países desarrollados, pues en Latinoamérica, donde también hay machismo, no ocurre lo mismo. Ejemplos de liberalidad son Francia, Irlanda o los países escandinavos, donde tienen tasas de natalidad superiores a las de Alemania.
Y las causas se pueden seguir enumerando casi sin fin. Pero está claro que un nivel reducido de niños ahora implicará aún menos niños a futuro. En una sociedad donde los sistemas de seguridad social no funcionan por capitalización individual sino sobre la base de fondos comunes esto implica serios riesgos*. Sin embargo, los cambios sistemáticos ni siquiera se ven en el horizonte, por lo que el problema seguirá igual que desde mediados de los 70 ... quizás en la próxima campaña política, alguno que otro partido volverá a hablar de más salas cunas o mayores facilidades para los padres o incluso mayores asignaciones familiares. Lamentablemente más dinero no implica más niños y las políticas no cambiarán la mentalidad de la noche a la mañana. Quizás estamos en el ocaso de la sociedad alemana.
El asterisco de más arriba dirigie a esta explicació, que también copio, no sin antes agradecerle a René su estupendo artículo:
* Algunos políticos incluso piden recortar las pensiones de aquellas personas que no tienen hijos. Un tema que genera encendidos debates entre sus simpatizantes y detractores. El director del Instituto de Economía Política de la Universidad de Colonia, Johann Eekhoff, recomendó reducir las pensiones de las personas sin descendencia a la mitad. "Los que no tienen hijos nunca debieron haber sido aceptados en el sistema de pensiones, que solo funciona si las siguientes generaciones se encargan de financiarlo", declaró el antiguo secretario del ministerio de Economía.
¿Estará demás aclarar que René era periodista económico antes de venirse a Alemania?
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